miércoles, 25 de junio de 2008

Vivir del cuento

La niña no tenía nariz, ni ojos, ni boca. Y el rostro estaba cubierto de un recio pelo rubio. Aquel encargo iba a poner a prueba nuestra maestría. Me creí la persona idónea para encargarme personalmente de tan complicado caso y del concienzudo protocolo, no tan sencillo como pudierais imaginar. Eso si, el cliente me proporcionó cuantos medios pedí, incluido el pasaje de avión con el que volé hasta las antípodas, y desde allí volví al punto de partida contemplando la otra cara del mundo.

La entrada del despacho familiar durante tres generaciones había estado presidida por la misma frase :"Lo imposible lo hacemos de inmediato, para los milagros tardamos un poco más". En sintonia con las nuevas tendencias, en nuestra casa optamos decididamente por la innovación y recreamos nuestro lema en el que terminó por consagrarnos como la empresa con más prestigio en todas las instituciones: "Lo inmediato lo hacemos imposible, para los milagros no hay lugar"

Era necesario ser precisos y actuar con toda cautela, en ello estaba el éxito de la empresa. Sólo así pude averiguar lo que averigüé, que quedó registrado en el grueso informe de ochenta y ocho páginas, cuya brillante y clara conclusión era que aquel angel de niña estaba de espaldas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo me sé de muchos probos "servidores públicos" que son verdaderos artistas en eso de rizar el rizo , marear la perdiz, hacerle a la gente casi imposible lo que debiera de ser una resolución , una respuesta, rapida y eficaz. Como tantas veces será eso de que la realidad supera a la ficción de largo

Anónimo dijo...

¡Hau da marka hau!

Anónimo dijo...

Yo tambien conozco ejemplares de esa especie