martes, 22 de diciembre de 2009

Gaurko ipuina

Alzas el brazo, freno, abres la puerta trasera, tomas asiento, cierras, me indicas una dirección, Paseo de las Acacias, acciono el taxímetro, giro el cartel de LIBRE en verde a OCUPADO en rojo, acelero e iniciamos una conversación cualquiera. En el primer semáforo hablamos del tiempo, en el segundo de la crisis, en el tercero de la vida en general y en el cuarto de la tuya en particular. En el quinto semáforo llegan los secretos. Te confiesas:
- Tengo ganas de besar a otra mujer. Llevo casado 43 años y no conozco más besos que los de mi Juana. No quiero engañarla, nunca lo he hecho. Fue la primera mujer y siempre será la única. Pero sólo conozco sus besos, ninguno más. No sé a qué saben otros labios, o si hay otras formas distintas de besar. El mes que viene cumpliré 65. No quiero morirme sin haber probado el beso de otra mujer. Sólo uno. Nada más.
Llegamos a tu destino, me pagas lo que marca el taxímetro, abres la puerta, te bajas, cierras y te pierdes por la boca de un portal. Tu portal y el de Juana. Ella no conoce tus deseos. Sólo tú y yo. Sólo tú y un taxista cualquiera.


Daniel Diez

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