martes, 21 de diciembre de 2010

Cuento para hoy

Ayer , mientras paseaba a Riky se cruzo con nosotros un hombre cuyo rostro era exactamente igual al mío, mismos ojos, igual nariz , mi misma boca. Unos diez o doce años más viejo que yo. Hasta tenia mi misma manía de morderse el labio inferior, y su voz cuando me dijo " buenas tardes" , sonaba igual que la mia.

Inquieto y excitado por aquel encuentro con mi propio futuro empezé a preguntarle por aspectos de su vida actual, que sería la mía dentro de no mucho.

Llevaba cinco años sin fumar, así que respiré aliviado: dentro de cinco años dejaré de fumar.

Luego le pregunté por su trabajo. Me dijo que antes fué psicólogo pero que se jubiló hace un tiempo y que ahora ayudaba algunos diás a su mujer que tenia una floristería. Esto sí que me dejó pasmado. ¿Casado yo y vendiendo flores?

Andando a buen ritmo, y yo en las nubes por la noticia , llegamos a las puertas de un colegio donde se nos acercó un niño, calcado al niño que fuí cuando yo era chaval, que le llamó papá y se le fundió en un abrazo. Continuamos el trayecto hasta su floristería.

La curiosidad me animó a comprar un ramo de flores en su negocio. Me atendió su mujer, mucho más joven que él, mientras el daba el bocata al niño. Al tenderme el ramo me guiñó un ojo.

1 comentario:

Angel dijo...

Vivir para ver.