domingo, 15 de abril de 2018

¿Porque seguimos educando en la mayoría de las escuelas para un mundo que ya no existe?


Para las personas que ahora son pequeñas son imprescindibles estos ingredientes en su educación:

-Mantener y estimular la curiosidad, el querer saber  qué funciona y por qué.En un mundo en constante cambio tecnológico, sociológico y económico, la tentación puede ser cerrar los ojos y cerrar los oídos. Sin embargo, la respuesta apropiada es permanecer flexible, adaptable y sensible.

-Cuidar y aprender/enseñar a gestionar las emociones propias y compartir las de los que rodean.

-Prácticar el  aprendizaje movido por proyectos  de  acción - reflexión sobre lo que hemos hecho – nuevas propuestas de acción.

-Trabajar la capacidad de análisis y el sentido crítico.

-Aprender mejorando algún aspecto del mundo cercano que nos rodea.

-Facilitar la creación de una ética compleja  superando los predominantes sistemas éticos simplistas actuales. La comprensión de las cuestiones en juego y de los compromisos que estas implican es una habilidad clave para el futuro.

-Ayudar a ser generalistas profundos. Desde un punto de vista de biología evolutiva, las especies que mejor se adaptan a ambientes radicalmente cambiantes son los generalistas si caer en la superficialidad. Hay que adoptar las estrategias ganadoras de las dos clases de seres vivos: de los especialistas, profundamente conectados con el contexto en el que viven, y de los generalistas, capaces de prosperar en muchos contextos. Descubrir las conexiones que construyen la complejidad en sistemas complejos y captar su interacción; aprender mucho sobre muchas cosas y obtener una comprensión real de cómo están conectadas.

- Fomentar un liderazgo emergente o como dice Boyd “la capacidad de dirigir las cosas en la dirección correcta sin la autoridad para hacerlo, a través de la competencia social”. No se trata de tener un título sino de ser capaz de reconducir situaciones cuando hay problemas -en el momento adecuado- y de renunciar al poder si es necesario.

-Inventar nuestro propio estilo de baile con la inteligencia artificial (IA). Debemos aprender a bailar con los robots, no a huir. Vamos a tener que aprender a jugar bien con ellos para potenciar nuestro trabajo. Los equipos humano-máquina son mejores que los integrados solo por máquinas.

-Dar cabida a la incertidumbre constructiva. No se trata de eliminar nuestros sesgos sino de tomar conciencia de ellos y darnos cuenta de que no podemos contrarrestar nuestros prejuicios. Ralentizando pues la toma de decisiones para reducir su impacto. Saber aplazar la toma de decisiones para recopilar información y que nuestras preferencias y prejuicios sociales no se apoderen de ellas.

-Favorecer la creatividad. No se trata solamente de imaginar cosas que deseamos, sino también de cosas indeseables, a modo de advertencias que ponen relieve lo que podría suceder si introdujéramos descuidadamente nuevas tecnologías en la sociedad. En los tiempos que vienen la creatividad puede convertirse en un todo, todos los días, en todas las partes del proceso. Hablamos de creatividad fuera del contexto de su uso hoy en día.
  
-Necesidad de aprender de la historia pero sin dejar que esta nos  limite, especialmente en un tiempo en el que gran parte de lo que sucede no tiene precedentes. Contemplar las obligaciones de los que vivimos ahora para con nuestros futuros herederos.

- Actuar y hacer con sentido. Es la capacidad para determinar el significado o significación más profundo de lo que se está expresando. A medida que las máquinas inteligentes asuman el control de trabajos rotatorios, fabricación rutinaria y servicios, habrá una creciente demanda de habilidades de pensamiento de nivel superior que no pueden ser codificadas. Estas nos ayudan a crear ideas únicas, críticas para la toma de decisiones.

-Tener en cuenta todas las inteligencias y que cada persona tiene sus puntos fuertes y sus puntos mejorables en cada una de ellas.



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